

¿Sufres episodios ansiosos sin ningún motivo aparente?
Si has llegado hasta aquí es porque sufres episodios ansiosos sin un motivo aparente. En este vídeo exploraré lo que puedes estar sintiendo y te ayudaré a descubrir la causa de estos episodios.
Percibes una amenaza indefinida
Al experimentar ansiedad, te sientes en peligro. Si no encuentras ninguna causa para esta ansiedad, la percepción de peligro no se basará en una situación concreta, sino en una amenaza indefinida.
Esta sensación te resulta angustiante, porque no sabes qué ocurrirá ni cuándo sucederá. Únicamente sientes que ocurrirá algo malo.
Como se trata de algo indefinido e imprevisible, no tienes ninguna sensación de control sobre esta amenaza. Por este motivo, te sientes indefenso y vulnerable.
Experimentas síntomas desagradables
Este sentimiento se acompaña de una serie de cambios en tu cuerpo y mente, que pueden resultarte muy desagradables.
Probablemente has notado palpitaciones o una aceleración de la frecuencia cardíaca. También es común tener dificultades para respirar, con una sensación de falta el aire, incluso de ahogo. En estos casos, puedes llegar a hiperventilar.
Otras sensaciones frecuentes son las de mareo e inestabilidad, en las que desconfías de la propia estabilidad corporal. En algunos casos puedes sentirte aturdido o incluso tener la sensación de que te desmayarás.
También es habitual sentirte extraño ante ti mismo, como si fueras ajeno a tu propio cuerpo. En otras ocasiones es el mundo exterior lo que percibes como extraño, sintiéndolo como irreal. Al ser sensaciones muy peculiares, es posible que te hayan asustado.
Estos síntomas son los más frecuentes, aunque en menor grado también puedes sentir otros, como por ejemplo dolor o molestias en el tórax, temblor, escalofríos, sudoración y sensación de calor, hormigueo o entumecimiento.
Si sientes altos niveles de ansiedad, habrás experimentado algunos de estos síntomas. Sean los que sean, seguramente los vives con mucha angustia y malestar. Pero lo que más te preocupa es no saber el porqué de esta ansiedad, ya que esta aparece sin un motivo concreto.
Experimentas ansiedad sin un motivo claro
Es posible que hayas ido al médico, pensando que tienes una enfermedad orgánica. Si estás viendo este video, seguramente el médico te ha asegurado que no padeces problemas de salud física y que, en realidad, estás sufriendo ansiedad.
Si te encuentras en esta situación, estarás desconcertado y confundido. Sabes que la ansiedad aparece cuando piensas en un problema o un peligro concreto, pero en este caso no es así. No identificas una causa clara que la haya provocado.
Esta situación puede parecerte surrealista, porque no le encuentras una explicación lógica. Los episodios ansiosos parecen una reacción en el vacío.
Sientes que has perdido el control
Esta ansiedad aparece de forma automática y repentina. Como no sabes qué desencadena este proceso, sientes que no tienes ningún control sobre lo que te ocurre. No sabes cuándo puede surgir un nuevo episodio ni qué podrías hacer para impedirlo, y esto te asusta.
Es posible que lo único que te dé alguna sensación de control sea estar en alerta constante. Intentas detectar cualquier señal de tu cuerpo, cualquier indicio de que vendrá otro episodio ansioso.
Esta vigilancia permanente puede ser agotadora. Además, es posible que en vez de tranquilizarte te ponga aún más ansioso. Sin embargo, tampoco se te ocurre qué más podrías hacer.
En todo caso, es probable que los episodios ansiosos estén interfiriendo en algún aspecto de tu vida y te causen dificultades.
Te sientes solo
Seguramente has intentado explicar a los demás lo que te ocurre. Sin embargo, tu situación es difícil de describir y quizás no encuentras las palabras adecuadas.
Puede que algunas personas le quiten importancia a tu malestar, porque no comprenden lo que se siente al sufrir una ansiedad tan excesiva. Quizá te han propuesto algunas soluciones, pero no han funcionado.
Probablemente otras personas se toman más en serio tu situación, e incluso se angustian al verte así. Es habitual que, aunque te intenten ayudar, sus soluciones tampoco sirvan para reducir tu ansiedad.
Quizás tienes miedo de que los demás te consideren débil, incapaz de gestionar tus emociones o de llevar una vida normal. Puede que incluso intentes ocultar tu sufrimiento para no ser juzgado.
En estas circunstancias, es normal que te sientas incomprendido, vulnerable, cansado o triste, y que presentes una baja autoestima. Quizá piensas que, como los demás no te entienden, nadie te podrá ayudar.
Si sientes altos niveles de ansiedad sin un motivo aparente, seguramente has vivido algunas de estas circunstancias.
A continuación, te daré las claves para superar estas dificultades y descubrir la causa de tus episodios ansiosos.
La ansiedad siempre tiene una razón de ser
En primer lugar, considera que el miedo y la ansiedad son reacciones necesarias para la supervivencia. El miedo es una emoción automática, de corta duración, que aparece cuando percibimos un peligro inminente. Por otro lado, la ansiedad es una respuesta emocional más duradera que anticipa posibles amenazas futuras.
Como puedes ver, ambas respuestas son muy útiles ante las amenazas. El miedo te permite reaccionar con rapidez ante peligros inmediatos. Por otra parte, la ansiedad te incita a imaginar futuras situaciones que podrían ser peligrosas, y te impulsa a prepararte por si terminan ocurriendo.
Cuando una persona sufre un episodio ansioso es porque siente que peligra algún aspecto importante de su vida. Si hasta la fecha no has encontrado un motivo claro para esta ansiedad, probablemente se deba a que, aunque intuyes una amenaza, no eres del todo consciente de ella o tienes dificultades para definirla con precisión.
También es posible que seas consciente del problema, pero infravalores su importancia, de modo que no veas la relación que tiene con la aparición de la ansiedad.
No reconocer el problema te impide tomar las riendas de la situación y encontrarle una solución. El problema se mantiene sin que puedas resolverlo. En estos casos, tu ansiedad puede persistir y volverse demasiado frecuente, intensa o duradera, lo cual puede causarte mucho malestar y sufrimiento.
Por tanto, es fundamental que identifiques el problema que inició la reacción ansiosa y tomes las medidas oportunas.
Debes retroceder hasta el primer episodio ansioso
Para identificar el origen de tu ansiedad, es muy importante que te centres en las circunstancias que estabas viviendo cuando esta apareció, aunque ya haya pasado mucho tiempo.
Quizá pienses que, como aún sientes mucha ansiedad, esto significa que aún te encuentras en la situación que la provocó. Pero esto no tiene por qué ser así necesariamente.
Una vez la ansiedad aparece, puede mantenerse en el tiempo por diversos motivos, independientemente de la causa que la originó en un primer momento.
En todo caso, en este momento debes centrarte en la causa que provocó la ansiedad en un principio. Es muy importante que la identifiquemos, porque así podremos determinar si el problema sigue existiendo en la actualidad, y si se ha incrementado o reducido con el paso del tiempo.
Las causas de la ansiedad son muy variadas
Normalmente, estos episodios ansiosos surgen cuando la persona se encuentra en unas circunstancias que vive como muy estresantes. El origen de ese estrés puede ser muy variado.
Podría tratarse de cualquier situación que vivieras como insoportable, o que sintieras que amenazaba algo importante para ti. Cuanto más tiempo haya durado esta situación, mayor habrá sido el estrés.
Algunas situaciones habituales son el exceso de trabajo y responsabilidades, o las relaciones conflictivas y angustiantes con otras personas. Estos escenarios son frecuentes cuando una persona sufre episodios ansiosos.
Sin embargo, el abanico de situaciones estresantes es mucho más amplio. Las personas podemos sentirnos amenazadas por circunstancias muy diversas, muchas más de las que seguramente imaginas.
Algunos ejemplos son las amenazas a tu integridad física o la de tus seres queridos, el riesgo de perder salud, libertad, autonomía, amor, aprobación social o estatus, o la posibilidad de no alcanzar tus objetivos vitales.
Cualquiera de estas posibles amenazas podría desencadenar un episodio ansioso. En tu caso, ¿qué amenaza crees que lo provocó?
Realiza un ejercicio práctico
Con estas orientaciones es posible que consigas identificar el origen de tu ansiedad, aunque no siempre es así. En ocasiones cuesta bastante detectar la situación concreta que la provocó.
Si este es tu caso, te propongo una actividad que puede ayudarte. Esta tarea te permitirá analizar con más precisión cómo era tu vida en aquel momento y cuáles eran las dificultades con las que estabas lidiando.
La actividad consiste en hacer una lista de diferentes áreas de tu vida. Pon un mínimo de nueve áreas, que podrían ser:
Salud
Familia
Amistad
Amor
Economía personal
Trabajo o estudios
Ocio
Descanso
Desarrollo personal
Si lo consideras oportuno, puedes añadir otras áreas que consideres importantes o cambiar alguna de las que te he propuesto.
A continuación, piensa en cómo era tu vida cuando empezaste a sufrir ansiedad. Valora el grado de satisfacción que sentías en cada área, y puntúa cada una de ellas del 0 al 10, considerando el 0 una satisfacción muy baja y el 10 una satisfacción muy alta.
Es importante que le dediques tiempo a esta tarea. Intenta recordar con objetividad las circunstancias vitales de aquel momento. Reflexiona sobre las necesidades, deseos, objetivos y dificultades que tenías entonces.
Analiza tus respuestas
Una vez terminada la tarea, fíjate en las áreas a las que has otorgado las puntuaciones más bajas. Es posible que, en algunas de ellas, encuentres aspectos de tu vida que consideras importantes y que en aquel momento estaban en peligro.
Valora qué circunstancias ponían en riesgo tus necesidades e intereses. Estas circunstancias pueden ser muy diversas, aunque no siempre somos conscientes de todas las cosas que pueden afectarnos.
Quizá has pasado por alto aspectos esenciales, a los cuales no has dado la importancia que merecen. Por ejemplo, es habitual infravalorar la importancia del estrés, la falta de descanso, los problemas en el trabajo y la ausencia de actividades que te llenen.
También son muy importantes los conflictos con seres queridos u otras personas, especialmente cuando su forma de tratarte te hace sentir mal.
Considera si en aquel momento hubo un cambio en tu vida, o estaba a punto de suceder, que pudiera amenazar tus necesidades. O si empezaste a tener necesidades nuevas que no estaban siendo satisfechas.
Tu ansiedad puede ser un aviso
Si consigues detectar el problema que originó tu ansiedad, podrás valorar si en la actualidad este problema sigue existiendo. En caso afirmativo, es vital que lo afrontes e intentes resolverlo.
Quizás el problema que has identificado te parece poco importante o un mal menor, pero si esta situación provoca episodios ansiosos, está claro que debería ser tu prioridad.
Piensa que la ansiedad te está sirviendo como aviso. La puedes entender como una alarma que te indicaba que te estabas forzando demasiado, o que alguna necesidad vital no estaba siendo satisfecha.
No prestar atención a esta alarma, quitarle importancia y no hacer nada para resolver el problema, puede pasarte factura. Si fuerzas demasiado la máquina, tu ansiedad puede empeorar.
Por este motivo, es imprescindible que abordes el problema, valores posibles soluciones y te pongas manos a la obra. Es posible que te sea difícil afrontar esta situación, pero siempre será mejor que seguir con la dinámica actual.
La psicoterapia puede ayudarte
Espero que estas orientaciones te sean de utilidad. Si quieres avanzar en esta dirección, pero tienes dificultades para lograrlo, te animo a que inicies un proceso de psicoterapia.
Si quieres que te acompañe en este proceso, puedes contactar conmigo. Puedo ayudarte a identificar las circunstancias vitales que provocaron tu ansiedad, de modo que puedas comprender el origen del problema.
También es necesario entender por qué estas circunstancias te han afectado así. En este proceso de autoconocimiento exploraremos tus miedos, así como las creencias y conductas que los refuerzan. También descubriremos cuáles son tus fortalezas y cómo las puedes usar para superar tu bloqueo.
Mientras recorremos este camino, también abordaremos los síntomas de ansiedad. Aprenderás estrategias que te permitirán romper la dinámica ansiosa y recuperar el control de la situación. Para lograr este objetivo, trabajaremos con las herramientas que han demostrado mayor efectividad y evidencia científica.
Cada persona es diferente, así que la intervención terapéutica será individualizada. Analizaremos las particularidades de tu situación y diseñaremos un plan adaptado a tus necesidades concretas.
Los objetivos de nuestro trabajo terapéutico serán lograr una mayor comprensión de ti mismo, aprender estrategias para resolver tu situación y conseguir una mayor autonomía y bienestar en tu vida.
Bien, esto es todo por hoy. Espero que este vídeo te haya sido de ayuda. Si crees que le puede ser útil a otras personas, puedes compartirlo.
Me despido por ahora. Cuídate mucho y hasta pronto.
Albert Cos. Psicólogo colegiado 21.303
Psicoterapia Presencial y Online